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“Una Historia Monetaria de los Estados Unidos, 1867-1960” fue escrito por los economistas Milton Friedman y Anna J. Schwartz y publicado en 1963. El libro es considerado una obra fundamental en el campo de la economía monetaria y ofrece un análisis completo de la historia del sistema monetario de los EE. UU. desde la época posterior a la Guerra Civil hasta 1960.
Friedman y Schwartz sostienen que los cambios en la oferta monetaria tienen efectos significativos en las fluctuaciones económicas y enfatizan el papel crucial de la política monetaria en la gestión de la economía. El libro ha sido influyente en la configuración de la política monetaria moderna y sigue siendo una referencia importante para economistas y responsables políticos.
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Capítulo 7 de «Una Historia Monetaria de los Estados Unidos»
El Capítulo 7 se titula “La Gran Depresión, 1929-1933“. En este capítulo, los autores analizan el período de la Gran Depresión, centrándose en el papel de la política monetaria durante la recesión económica.
Friedman y Schwartz sostienen que las malas decisiones políticas de la Reserva Federal y su fracaso en actuar como prestamista de última instancia contribuyeron significativamente a la severidad y duración de la Gran Depresión. Afirman que el banco central podría haber evitado las crisis bancarias y el colapso posterior del suministro de dinero al proporcionar liquidez al sistema bancario.
Los autores también examinan el impacto del patrón oro en la crisis, discutiendo cómo las restricciones que impuso a la política monetaria dificultaron que la Reserva Federal expandiera el suministro de dinero.
En general, el Capítulo 7 es una parte fundamental del libro, ya que destaca la importancia de una política monetaria sólida en el manejo de las fluctuaciones económicas y la prevención de crisis severas como la Gran Depresión. Las ideas de este capítulo han influido en la banca central moderna y los marcos de política monetaria.
Sección 1: El curso del dinero, la renta, los precios, la velocidad y las tasas de interés
Friedman y Schwartz comienzan su análisis examinando la relación entre varias variables económicas durante la Gran Depresión. Observan la oferta monetaria (M1 y M2), la renta nacional, los niveles de precios, la velocidad del dinero (la rapidez con la que el dinero cambia de manos) y las tasas de interés. Los autores argumentan que la disminución de la oferta monetaria durante este período fue un factor principal en la contracción de la renta, lo que a su vez provocó una caída de los precios y la disminución de la actividad económica.
La velocidad del dinero también disminuyó durante la Gran Depresión, ya que las personas acumulaban efectivo y se volvían más adversas al riesgo debido al entorno económico incierto. Esto exacerbó aún más la disminución de la renta y los precios. Además, los autores señalan que las tasas de interés se mantuvieron relativamente altas durante los primeros años de la Gran Depresión, reflejando la política monetaria restrictiva implementada por la Reserva Federal.
El papel de la política monetaria
En esta sección, Friedman y Schwartz se centran en las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal durante la Gran Depresión. Argumentan que la falla de la Fed para actuar como prestamista de último recurso y proporcionar suficiente liquidez al sistema bancario fue un factor clave en la gravedad y duración de la Gran Depresión. Los autores señalan que la Reserva Federal podría haber evitado las crisis bancarias y la subsiguiente caída de la oferta monetaria mediante la expansión de sus operaciones de mercado abierto y la inyección de liquidez en el sistema.
En cambio, las acciones de la Fed fueron a menudo pasivas, y en algunos casos incluso contractivas. Friedman y Schwartz sugieren que el banco central fue influenciado por las teorías económicas prevalecientes de la época, que subestimaron la importancia de la política monetaria en la gestión de las fluctuaciones económicas.
El patrón oro y los factores internacionales
En esta sección, Friedman y Schwartz analizan el impacto del patrón oro en la Gran Depresión. Argumentan que las limitaciones impuestas por el patrón oro limitaron la capacidad de la Reserva Federal para expandir la oferta monetaria y mitigar la recesión económica. Los autores también discuten las dimensiones internacionales de la crisis, ya que los países que adherían al patrón oro experimentaron contracciones económicas y presiones deflacionarias similares.
Friedman y Schwartz sostienen que Estados Unidos podría haber seguido una política monetaria más expansiva sin abandonar el patrón oro, pero la adherencia de la Reserva Federal a la ortodoxia del patrón oro y el temor a las salidas de oro les impidieron hacerlo.
Conclusión
El Capítulo 7 de “Una historia monetaria de los Estados Unidos, 1867-1960” es un análisis crucial de la Gran Depresión y el papel de la política monetaria durante este período turbulento. Milton Friedman y Anna J. Schwartz enfatizan la importancia de una política monetaria sólida en la gestión de las fluctuaciones económicas y la prevención de crisis severas como la Gran Depresión. Sus ideas han tenido un impacto profundo en los marcos de la banca central moderna y las políticas monetarias, destacando la necesidad de que los bancos centrales actúen de manera decisiva y responsable en momentos de dificultades económicas.
Sección 2: Factores que explican los cambios en la oferta monetaria
En esta sección, Friedman y Schwartz identifican y analizan varios factores clave que contribuyeron a los cambios significativos en la oferta monetaria durante la Gran Depresión. Argumentan que las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal, las crisis bancarias y el patrón oro jugaron roles cruciales en la formación de la oferta monetaria durante este período.
Política monetaria de la Reserva Federal
Los autores enfatizan que la Reserva Federal tuvo un impacto significativo en la oferta monetaria a través de sus operaciones de mercado abierto, préstamos en la ventana de descuento y requisitos de reserva. Argumentan que las decisiones de política de la Fed a menudo fueron pasivas o incluso contractivas durante la Gran Depresión, lo que contribuyó a la disminución de la oferta monetaria.
Crisis bancarias
Friedman y Schwartz señalan que se produjeron una serie de crisis bancarias entre 1930 y 1933, lo que provocó numerosos fracasos bancarios y una fuerte reducción en la cantidad de depósitos en el sistema bancario. Estas crisis contrajeron aún más la oferta monetaria a medida que las personas retiraban sus depósitos y acumulaban efectivo. Los autores sostienen que la Reserva Federal podría haber evitado estas crisis actuando como prestamista de última instancia y proporcionando una liquidez adecuada al sistema bancario.
El patrón oro
El patrón oro también desempeñó un papel significativo en la formación de la oferta monetaria durante la Gran Depresión. Friedman y Schwartz argumentan que las limitaciones impuestas por el patrón oro limitaron la capacidad de la Reserva Federal para expandir la oferta monetaria y contrarrestar la recesión económica. Sugieren que los Estados Unidos podrían haber seguido una política monetaria más expansiva sin abandonar el patrón oro, pero la adhesión de la Reserva Federal a la ortodoxia del patrón oro y el temor a las salidas de oro les impidieron hacerlo.
Cambios en la moneda y los depósitos
En esta subsección, los autores discuten los cambios en la moneda y los depósitos durante la Gran Depresión. Señalan que la relación entre la cantidad de moneda en circulación y la cantidad de depósitos aumentó significativamente durante este período a medida que las personas acumulaban efectivo, lo que contrajo aún más la oferta monetaria.
El multiplicador y la oferta monetaria
Friedman y Schwartz analizan la relación entre la base monetaria (moneda en circulación y reservas) y la oferta monetaria (moneda en circulación y depósitos). Argumentan que el multiplicador monetario (la relación entre la oferta monetaria y la base monetaria) disminuyó durante la Gran Depresión, principalmente debido al aumento en la relación entre la cantidad de moneda en circulación y la cantidad de depósitos y los crecientes requisitos de reserva impuestos por la Reserva Federal.
Conclusión
La segunda sección del Capítulo 7 en “Una historia monetaria de los Estados Unidos, 1867-1960” proporciona un análisis exhaustivo de los factores que contribuyeron a los cambios drásticos en la oferta monetaria durante la Gran Depresión. Friedman y Schwartz destacan el papel crucial de las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal, las crisis bancarias y el patrón oro en la formación de la oferta monetaria durante este período. Sus ideas subrayan la importancia de una política monetaria sólida y la necesidad de que los bancos centrales actúen como prestamistas de última instancia en momentos de dificultades económicas. En nuestro próximo artículo, continuaremos explorando el Capítulo 7, centrándonos en la tercera sección, “Los efectos de los cambios monetarios en la actividad económica”.
Sección 3: Quiebras bancarias
En esta sección, Friedman y Schwartz profundizan en el papel crucial de las quiebras bancarias durante la Gran Depresión. Buscan abordar tres preguntas principales: ¿Por qué fueron importantes las quiebras bancarias? ¿Cuál fue su origen? ¿Cuál fue la actitud del Sistema de Reserva Federal?
Importancia de las quiebras bancarias
Los autores argumentan que las quiebras bancarias desempeñaron un papel central en la Gran Depresión al provocar una fuerte disminución en la oferta monetaria. A medida que los bancos quebraron, los depositantes perdieron la confianza en el sistema bancario y retiraron sus fondos, lo que resultó en una disminución de los depósitos y un aumento del acaparamiento de efectivo. La reducción de los depósitos llevó a una contracción en la oferta monetaria, lo que exacerbó la recesión económica. Además, los fracasos bancarios interrumpieron el sistema crediticio, contribuyendo aún más a la disminución de la actividad económica.
Orígenes de los fracasos bancarios
Friedman y Schwartz discuten los orígenes de los fracasos bancarios durante la Gran Depresión. Identifican varios factores que contribuyeron a los fracasos, incluyendo:
- La toma excesiva de riesgos por parte de los bancos durante los años de auge de la década de 1920, lo que llevó a una mala calidad de los activos y niveles altos de préstamos incobrables.
- La estructura del sistema bancario, con muchos bancos pequeños y unitarios que eran más vulnerables a los choques económicos regionales y menos capaces de diversificar sus riesgos.
- La falta de un prestamista de última instancia efectivo, ya que el Sistema de Reserva Federal no proporcionó suficiente apoyo de liquidez al sistema bancario durante la crisis.
La actitud del Sistema de Reserva Federal hacia los fracasos bancarios
Friedman y Schwartz analizan la actitud del Sistema de Reserva Federal hacia los fracasos bancarios durante la Gran Depresión. Argumentan que la política monetaria pasiva y a veces contractiva del Fed contribuyó significativamente a la gravedad de las crisis bancarias. En lugar de actuar como prestamista de última instancia y proporcionar apoyo de liquidez al sistema bancario, el Sistema de Reserva Federal a menudo una actitud más distante, permitiendo que las crisis bancarias se extendieran y se intensificaran.
Los autores sugieren que la inacción del Sistema de Reserva Federal se debió en parte a las teorías económicas predominantes de la época, que subestimaron la importancia de la política monetaria en la gestión de las fluctuaciones económicas. Además, señalan que las discrepancias internas dentro del Sistema de Reserva Federal y la falta de un liderazgo claro contribuyeron a la respuesta inadecuada del banco central a la crisis.
Conclusión
La tercera sección del Capítulo 7 de “Una historia monetaria de los Estados Unidos, 1867-1960” arroja luz sobre el papel significativo de los fracasos bancarios durante la Gran Depresión y la respuesta insuficiente del Sistema de Reserva Federal a estos fracasos. Friedman y Schwartz demuestran que los fracasos bancarios fueron un factor primordial en la disminución de la oferta monetaria y la recesión económica general durante la Gran Depresión. También enfatizan la necesidad de que un banco central actúe como prestamista de última instancia y proporcione apoyo de liquidez durante tiempos de crisis. Este análisis ofrece conocimientos valiosos sobre la importancia de una política monetaria sólida y una banca central efectiva para prevenir y mitigar las recesiones económicas.
Sección 4: Carácter Internacional de la Contracción
En esta sección, Friedman y Schwartz exploran los aspectos internacionales de la Gran Depresión, haciendo hincapié en la interconexión de la economía mundial y el papel del estándar de cambio oro en la propagación de la crisis a través de los países.
El estándar de cambio oro
Para 1929, la mayoría de los países occidentales habían vuelto a un estándar monetario que involucraba tasas de cambio fijas entre las monedas nacionales. Este estándar, conocido como el estándar de cambio oro, hizo que muchos países mantuvieran sus reservas monetarias en forma de saldos de otras monedas convertibles en oro a precios fijos (principalmente en libras esterlinas y dólares) en lugar de en oro en sí mismo. Los bancos centrales a menudo fijaban las tasas de cambio directamente comprando o vendiendo la moneda nacional a tasas fijas en términos de otras monedas, en lugar de indirectamente comprando o vendiendo oro a precios fijos en términos de la moneda nacional.
Transmisión de la Contracción
Friedman y Schwartz sostienen que el estándar de cambio oro desempeñó un papel significativo en la transmisión de la contracción económica desde los Estados Unidos hacia otros países. A medida que los EE. UU. experimentaron una disminución en la oferta de dinero y una contracción en la actividad económica, el estándar oro obligó a otros países a seguir políticas monetarias similares para mantener sus tasas de cambio fijas. Esto llevó a una contracción global en la oferta de dinero y a una recesión económica mundial.
Los autores también señalan que el carácter internacional de la contracción contribuyó a la gravedad de la Gran Depresión en los Estados Unidos. A medida que otros países experimentaron dificultades económicas, redujeron su demanda de exportaciones estadounidenses, lo que profundizó aún más la crisis económica en los EE. UU.
Bancos Centrales y el Estándar de Cambio Oro
Friedman y Schwartz destacan el papel crítico de los bancos centrales en la gestión del estándar de cambio oro durante la Gran Depresión. Sostienen que la adhesión de los bancos centrales a la ortodoxia del estándar oro y su temor a las salidas de oro limitaron su capacidad para seguir políticas monetarias más expansivas. Esto, a su vez, exacerbó la recesión económica y contribuyó a la naturaleza global de la crisis.
Los autores sugieren que los bancos centrales podrían haber seguido políticas monetarias más expansivas sin abandonar el estándar de cambio oro, pero su adhesión a la ortodoxia del estándar oro les impidió hacerlo. Señalan el ejemplo del Reino Unido, que abandonó el estándar oro en 1931 y siguió una política monetaria más expansiva, lo que llevó a una recuperación más rápida de la crisis.
Conclusión
La cuarta sección del Capítulo 7 de “Una historia monetaria de los Estados Unidos, 1867-1960” proporciona un análisis completo del carácter internacional de la Gran Depresión y el papel del estándar de cambio oro en la transmisión de la crisis a través de los países. Friedman y Schwartz enfatizan la interconexión de la economía mundial y la importancia de una política monetaria sólida para gestionar las recesiones económicas globales. Su análisis subraya la necesidad de un enfoque más flexible en la política monetaria internacional y las limitaciones del estándar de cambio oro durante tiempos de crisis.
Sección 5: Desarrollo de la Política Monetaria
Friedman y Schwartz describen cómo el curso de la política monetaria durante los años críticos de la Gran Depresión estuvo fuertemente influenciado por la lucha por el poder dentro del Sistema de la Reserva Federal. Los autores discuten varias etapas de este período, describiendo eventos clave y decisiones políticas.
El Crac del Mercado de Valores, Octubre de 1929
Durante el crac del mercado de valores, el Banco de la Reserva de Nueva York actuó de manera decidida e independiente, en línea con su dominio anterior. Sin embargo, la reacción adversa de la Junta de la Reserva Federal inhibió en gran medida las medidas independientes adicionales por parte del Banco de la Reserva de Nueva York. El Comité de Inversiones del Mercado Abierto, compuesto por cinco gobernadores de bancos con el gobernador de Nueva York como presidente, operaba bajo la recomendación aprobada por la Junta para comprar valores gubernamentales a corto plazo si era necesario.
Desde el Crac del Mercado de Valores hasta la Salida de Gran Bretaña del Patrón Oro, 1929-31
A lo largo de este período, el Banco de Nueva York favoreció la reducción de las tasas de descuento y la compra de letras y valores en grandes cantidades para compensar las reducciones en los descuentos. Sin embargo, la Junta desaprobó o retrasó la aprobación de estas medidas con frecuencia, lo que refleja la lucha por el poder en curso dentro del Sistema de la Reserva Federal. El Banco de Nueva York encontró retrasos repetidos al obtener la aprobación de la Junta para reducciones en las tasas de compra de letras y tasas de descuento.
La Salida de Gran Bretaña del Patrón Oro, Septiembre de 1931
La salida de Gran Bretaña del patrón oro y el consiguiente flujo de salida de oro de los Estados Unidos cambió el enfoque de la formulación de políticas del Comité de Política del Mercado Abierto al Banco de Nueva York. Los bancos centrales extranjeros, como el Banco de Inglaterra y el Banco de Francia, trataban al Banco de Nueva York como su contraparte, llevando a cabo negociaciones y consultas con él.
Programa de Compra de Mercado Abierto de 1932
El modesto programa de compra de mercado abierto abierto de 1932 posiblemente nunca se habría expandido ni llevado a cabo si no hubiera sido por la presión directa e indirecta del Congreso. Harrison, gobernador del Banco de la Reserva de Nueva York, mencionó que la única forma de evitar legislaciones financieras radicales por parte del Congreso era avanzar con mayor rapidez en su propio programa.
El Pánico Bancario de 1933
El memorando preliminar para la reunión del 4 de enero de 1933 de la Conferencia de Política del Mercado Abierto señaló que se había iniciado un movimiento hacia la recuperación, pero que este movimiento se había interrumpido y ahora era vacilante e incierto. En la reunión, tanto el gobernador Meyer como el secretario del Tesoro Mills enfatizaron que cualquier debilitamiento en la política de mercado abierto de la Reserva Federal podría proporcionar una excusa para la adopción de medidas inflacionarias por parte del Congreso. El gobernador Harrison enumeró la situación del Congreso como una de las tres razones para mantener intacto el portafolio de valores del Sistema; las otras dos razones eran que una reducción podría perjudicar el mercado de bonos y dificultar la recuperación empresarial, y que un exceso de reservas podría distribuir la presión para invertir más ampliamente.
Conclusión
La sección “Desarrollo de la Política Monetaria” del Capítulo 7 ofrece un análisis detallado de cómo la lucha por el poder dentro del Sistema de la Reserva Federal influyó en la política monetaria durante la Gran Depresión. Friedman y Schwartz destacan cómo la política monetaria y las decisiones tomadas durante este período crítico estuvieron fuertemente influenciadas por factores internos y externos, lo que refleja la complejidad y las dificultades que enfrentaron los responsables de la formulación de políticas.
Sección 6: Políticas Alternativas
En esta sección del Capítulo 7, Friedman y Schwartz analizan las políticas alternativas que podrían haber sido adoptadas por el Sistema de la Reserva Federal durante la Gran Depresión. Los autores sostienen que las políticas implementadas entre 1929 y 1933 no fueron las únicas opciones, y que otras alternativas fueron seriamente consideradas por figuras importantes dentro del Sistema. La sección explora estas alternativas en diferentes períodos de la depresión.
En el período de enero de 1930 hasta finales de octubre de 1930, las medidas monetarias expansivas podrían haber sido tomadas por la Reserva Federal sin causar consecuencias negativas. No había falta de confianza en los bancos, y estos estaban utilizando sus reservas al máximo. Cualquier aumento en las reservas probablemente se hubiera utilizado para expandir los activos bancarios. El patrón oro no estaba amenazado, ya que las reservas de oro eran altas y persistían las entradas de oro.
Desde enero de 1931 hasta finales de agosto de 1931, los primeros meses del año presentaron otra oportunidad para una política monetaria más agresiva. La crisis bancaria había disminuido, y había signos de mejora en las condiciones empresariales. Los autores sugieren que un impulso monetario enérgico durante este período podría haber convertido los primeros signos de recuperación en un renacimiento sostenido.
Desde septiembre de 1931 hasta finales de enero de 1932, la respuesta del Sistema de la Reserva Federal a la salida de Gran Bretaña del patrón oro implicó aumentar las tasas de descuento y los préstamos, pero solo para la fuga externa. Sin embargo, el Sistema no siguió la política de Bagehot de prestar libremente para abordar la fuga interna. El Sistema podría haber aliviado la fuga interna a través de compras en el mercado abierto, pero eligió no hacerlo.
El problema del oro libre también se discute en esta sección. La escasez de oro libre se consideró un factor importante que impidió que el Sistema realizara compras más grandes en el mercado abierto. La Ley Glass-Steagall del 27 de febrero de 1932 resolvió este problema al permitir que los bonos gubernamentales en las carteras de los Bancos de la Reserva sirvieran como garantía para las notas de la Reserva Federal, además del 40 por ciento de reserva mínima de oro.
En conclusión, esta sección destaca que la Reserva Federal tenía opciones de políticas alternativas en varios momentos durante la Gran Depresión. Estas alternativas, de haber sido implementadas, podrían haber cambiado el rumbo del colapso económico y posiblemente haber mitigado algunos de sus efectos más severos.
Sección 7: ¿Por qué fue tan inepta la política monetaria?
En esta sección, Friedman y Schwartz buscan entender por qué la política monetaria de la Reserva Federal durante la Gran Depresión fue tan inepta. Ellos argumentan que las acciones requeridas para prevenir el colapso monetario no necesitaban un alto nivel de conocimiento sobre el sistema bancario o las fluctuaciones económicas, ya que tal conocimiento estaba disponible en ese momento. De hecho, si el Sistema hubiera seguido sus propias políticas de la década de 1920 o incluso las recomendaciones de Bagehot de 1873, la catástrofe podría haber sido evitada.
Los autores reconocen que los fundadores del Sistema de la Reserva Federal tenían conceptos erróneos sobre la teoría monetaria y las operaciones bancarias, pero sí entendían el problema de un intento de pánico para convertir depósitos en moneda. La Ley de la Reserva Federal proporcionó los poderes necesarios para lidiar con tal pánico. Si el Sistema hubiera basado su política en una comprensión profunda de la ley y el contexto que rodea su promulgación, la crisis de liquidez podría haberse detenido en seco, quizás antes de finales de 1930.
Las opiniones económicas contemporáneas durante la Gran Depresión no fueron particularmente perspicaces o precisas. Muchos economistas profesionales creían que la depresión era un evento necesario y deseable para eliminar la ineficiencia y la debilidad. Asumieron que el ajuste de cinturones por parte de individuos privados y el gobierno era la cura apropiada y veían los cambios monetarios como incidentales, en lugar de una causa contribuyente del declive económico.
Conclusión
En conclusión, Milton Friedman y Anna J. Schwartz sostienen que la política monetaria ineficaz del Sistema de la Reserva Federal desempeñó un papel significativo en agravar la severidad y duración de la crisis. El colapso del sistema monetario durante este período no era inevitable, y había políticas alternativas disponibles que podrían haber prevenido o mitigado la recesión económica.
Friedman y Schwartz examinan meticulosamente las acciones, decisiones y opciones de política del Sistema de la Reserva Federal a lo largo de este período, destacando las oportunidades perdidas y los errores que contribuyeron a la Gran Depresión. También exploran las razones detrás de la ineptitud del Sistema, incluyendo conceptos erróneos sobre la teoría monetaria y las operaciones bancarias, así como la influencia del comentario económico contemporáneo que consideraba la depresión como un desarrollo necesario y deseable.
Los autores presentan un caso convincente sobre la importancia de la política monetaria en la configuración del curso de los eventos económicos. Demuestran que el fracaso del Sistema de la Reserva Federal para actuar de manera oportuna y efectiva durante la Gran Depresión tuvo consecuencias profundas para la economía de los Estados Unidos y la vida de millones de personas. Este capítulo sirve como un recordatorio contundente del papel crucial que desempeñan los bancos centrales y las autoridades monetarias en el mantenimiento de la estabilidad económica y los peligros potenciales de la inacción o políticas equivocadas.
En general, el Capítulo 7 de “Una historia monetaria de los Estados Unidos” ofrece valiosos conocimientos sobre las causas y consecuencias de la Gran Depresión, arrojando luz sobre el papel crítico de la política monetaria en la configuración de los resultados económicos. Al examinar las acciones e inacciones del Sistema de la Reserva Federal durante este turbulento período, Friedman y Schwartz proporcionan lecciones importantes para los formuladores de políticas, economistas y cualquier persona interesada en comprender la dinámica de las crisis financieras y el papel de los bancos centrales en la gestión de las fluctuaciones económicas.