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Noviembre, 2018
La gran desigualdad en la graduación escolar en Argentina
Argentina: un país condenado al éxito que permanentemente fracasa. Un país con todas las condiciones para crecer, abatido por sus desventuras económicas. Un inconsciente colectivo que añora los libros de historia, aquellos que señalan que alguna vez fuimos potencia mundial. ¿Cómo explicar esta ciclotimia? ¿Cómo explicar las continuas crisis económicas en Argentina? Buscamos respuestas en movimientos políticos, en la moneda, en las influencias externas y nos resignamos a la idea de que permanentemente nos equivocamos. Suspiramos y queremos entender cómo puede nuestro destino haber quedado tan trunco. A todos nos pasa. Pero si nuestro objetivo es comprender la sociedad argentina con mayor profundidad, necesitamos un contexto bien definido por donde comenzar.
En primer lugar, el 61% de los adultos mayores a 20 años respondieron durante el Censo 2010 que no habían completado la escuela secundaria. En cuanto a la matrícula escolar, los datos del Ministerio de Educación reflejan que aproximadamente el 70% de los niños en escuela primaria y secundaria asisten a establecimientos de educación pública, mientras que el restante 30% (aprox.) de la matrícula se concentra en escuelas de gestión privada1. La diferencia principal entre ambos modelos radica en la tasa de graduados en tiempo y forma, que arroja como resultado un moderado 62% en las instituciones de educación privada y un lapidario 32% en la escuela pública2.
Porcentaje de graduación escolar en el mundo
Para tener una referencia global, en Corea del Sur la tasa de graduación de la escuela secundaria es del 98% entre los adultos de 25 a 34 años de edad3. En el mismo rango etario, el 70% de los surcoreanos cuentan con un título universitario, representando el porcentaje más elevado de los países miembros de la OCDE. Estamos hablando de un país que al finalizar la Segunda Guerra Mundial se encontraba sumido en la pobreza y el conflicto social que conllevaron 35 años de ocupación japonesa y el conflicto bélico con sus vecinos del norte, obligando a la entonces lánguida economía surcoreana a subsistir en base a la ayuda humanitaria internacional para cubrir su presupuesto nacional. Es bien conocido por aquellas latitudes, que fue el fuerte foco en la educación y el trabajo el que permitió construir la 14va economía global que ostentan hoy. Otra economía que logra obtener excelentes indicadores en su sistema educativo es el caso de Canadá, donde el 93% de los adultos entre 25-34 años logran finalizar la escuela secundaria y el 61% logra alcanzar un título de una carrera de grado. Los países nórdicos, Suiza e Irlanda comparten una tasa de graduación escolar del orden del 90%, que resulta más adelante en un nivel del 40-50% de la población avanzando hasta conseguir el título de grado.
¿Pero puede la educación afectar la economía de un país? Argentina alcanzó un gran desarrollo a finales del siglo XIX como potencia agroexportadora. Las guerras mundiales golpearon la economía y el comercio a nivel global, pero desde la época de posguerra el mundo ha visto un progreso extraordinario que permitió la disminución de la pobreza con un crecimiento económico nunca antes visto. Nuestro país, por desgracia, no supo aprovechar este contexto internacional para desarrollarse, y por el contrario fue víctima de sucesivas crisis. Sobra bibliografía sobre las causas de este estancamiento, pero vamos a abordar la problemática haciendo especial foco en la evolución de la educación en el país y su paralelismo con la decadencia económica sufrida.
Domingo F. Sarmiento, inmigración, peronismo, desarrollismo y educación.
La Constitución Nacional de 1853 obligaba a las provincias a proveer educación primaria pública, laica y gratuita, lo cual fue cumpliéndose con diferentes reglamentaciones provinciales en los años subsiguientes y tuvo su punto más alto en la presidencia de Domingo F. Sarmiento (1868 a 1874) a través de una fuerte apuesta a la escuela nacional para eliminar las altas tasas de analfabetismo de la época, que alcanzaban a cuatro quintos de la población. El auge económico argentino coincide notoriamente no solo con los años de mayor libertad económica para comerciar, sino también con los años posteriores a los de esta política de educación inclusiva.
A pesar de ello, la Iglesia católica nunca resignó su lucha por ser el educador principal, y con la llegada de las oleadas inmigratorias tuvo un aliado tan estratégico como improvisado: el asociativismo y las instituciones que nucleaban a los inmigrantes de acuerdo a sus raíces, fundadas para mantener vivas sus tradiciones y como punto de encuentro. En esta época se crearon numerosos centros educativos privados, gestionados por instituciones religiosas, y que concentraban gran cantidad de alumnos provenientes de las oleadas migratorias. Este es el motivo por el cual llegamos a 1940 con solo un 7.2% de los alumnos de la escuela primaria concurriendo a instituciones privadas (mínimo histórico), pero una matrícula que aumentaba al 30% de los alumnos para la escuela secundaria (aún no reglamentada como obligatoria, y por lo tanto relegada en las prioridades políticas)5.
Hacia el final de la gran ola de inmigración transoceánica, surgió en Argentina el movimiento político peronista. El peronismo, irónicamente, alejó del ámbito escolar público a una parte de la sociedad que sentía que el recinto educativo era utilizado con fines políticos. La matrícula primaria fue acumulando una paulatina migración hacia instituciones aranceladas, alcanzando ya casi el 10% del total. A través de la ley n° 13.047 de 1947 se le dio un marco legal a la enseñanza privada, pero los títulos secundarios obtenidos en dichas casas de estudio aún debían ser validados ante autoridades nacionales. No fue hasta 1960, de la mano de A. Frondizi, que la educación privada argentina —a través del reclamo constante, especialmente, de la Iglesia— obtenía la facultad de emitir títulos habilitantes de validez nacional5.
La presidencia de Frondizi tuvo otro hito que hace falta mencionar, ya que marcaría un punto de inflexión en la historia de la educación argentina: el paro de la Mesa Coordinadora de maestros de 1958 que dejó sin clases durante casi un mes a la provincia de Buenos Aires, al reclamar igualdad de salarios de los docentes bonaerenses con sus pares nacionales6. La huelga total se extendió desde el 29 de Septiembre de 1958 hasta el 21 de Octubre. Este hito marcó el nacimiento de la FEB y su estatuto, y sería el principio de una larga y desgastante historia de huelgas llevadas a cabo por la lucha docente. Uno de los principales puntos por los cuales a través de toda Latinoamérica existe una migración desde la escuela pública a la privada son las numerosas huelgas docentes7. Los educadores reclaman por sus derechos pero los gobiernos en general no ceden incluso ante largos períodos de inactividad. Estas huelgas desencadenan el combo perfecto para la decadencia del sistema: los docentes tienen generalmente razones suficientes para reclamar, el gobierno lo sabe pero no le interesa negociar y las familias eligen migrar hacia las instituciones privadas que aseguran la totalidad de los días de clases. Un proceso de privatización consciente o inconsciente, pero que está ocurriendo en todo el continente.
Tal es así, que desde 1980 hasta el año 2001 hubo 1.584 paros docentes a lo largo de todo el territorio nacional (75 por año)8. Tan solo en la provincia de Buenos Aires, en el período comprendido entre los años 2006 y 2016 hubo 110 días de paro9, lo que representa la pérdida de más de la mitad de un año escolar en total. La matrícula privada en la escuela primaria pasó del 16% en 1980 al actual 30% del total de alumnos, con una creciente segregación social en la composición de los diferentes tipos de educación10.
Figura 1: «Evolución de la segregación escolar en Argentina» – Tesis de David José Jaume (click en la imagen para acceder a la tesis).
Figura 2: caída económica de la Argentina en la segunda mitad del siglo XX medida a partir del PBI per capita.
La evolución de la educación privada en Argentina versus el ranking global según ‘Ingreso per capita’
Es curioso ver la correlación entre el porcentaje de alumnos volcados a la escuela privada y el paulatino atraso económico argentino. Un recorrido por los sistemas educativos de Noruega, Australia, Suiza, Alemania, Singapur, Dinamarca, Irlanda, Canadá, Corea del Sur y Finlandia nos muestra cómo la educación pública de calidad es un factor que antecede al crecimiento económico11. Esto es especialmente cierto en los casos de Singapur, Corea del Sur e Irlanda, donde hubo una larga transición entre sociedades agobiadas por la crisis social y las fuertes economías que vemos hoy encabezar el Índice de Desarrollo Humano12. La educación trae crecimiento económico, ya que genera el contexto necesario para las inversiones extranjeras que valoran el capital humano, y a través del pago de altos salarios por tareas que aportan un alto valor agregado a la cadena de valor internacional, el país crece a la par de la sociedad al disponer de mayores recursos. En Argentina, por el contrario, hay una correlación directa entre el crecimiento de la educación privada —y la consiguiente segregación que esta condición trae aparejada— y la turbulenta espiral de crisis económicas y sociales cada vez más agudas que sufre Argentina a partir de la época de posguerra.
En resumen, la sociedad argentina no está recibiendo una educación uniforme, sino que por el contrario se acentúa cada vez más la segregación social. El grado de avance en los estudios tiene una relación directa con la vulnerabilidad de las personas en cuanto a las probabilidades de caer bajo la línea de pobreza o de indigencia. Y también existe cierta relación entre la paulatina privatización —consciente o inconsciente— de la educación argentina a través de las huelgas, y las continuas crisis económicas y sociales del país. Por supuesto que los factores son múltiples y no existen soluciones mágicas, pero si queremos comprender nuestra sociedad, es necesario examinar detenidamente cómo estamos educando a los niños. Quizás conspiraron múltiples causas contra el desarrollo de Argentina, pero si el propósito es revertir la situación, es necesario comprender que no hay desarrollo sin educación.
1 Estadística Educativa – Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología
3 OCDE – Education at a Glance 2017 (pag.44)
5 «La “publificación” de las escuelas privadas en Argentina» – Gustavo Gamallo
6 Historia de la Federación de Educadores Bonaerenses y también se puede encontrar un resumen histórico en la columna de opinión en Infobae de Gisela Marziotta titulada «1881-2018: la historia sin fin de los paros docentes»
7 «América Latina después de las PISA: Lecciones aprendidas de la educación en siete países (2000-2015)» – Axel Rivas –
8 Investigación del Centro de Estudios Nueva Mayoría
9 Chequeado.com a Maria Eugenia Vidal, año 2017
<sup<10< sup=””> Es de lectura altamente recomendable la tesis de maestría de David José Jaume titulada «Evolución de la segregación escolar en Argentina»</sup<10<>
11 «Análisis de Modelos Económicos Exitosos» – libro publicado por el autor de la nota
12 a. Irlanda
b. Singapur